La artesanía mexicana y el diseño internacional
by @Pamela Alva
Sobre Christian Louboutin y su colección Mexicaba ya han leído y escuchado mucho durante estas semanas y, es que ha sido por demás polémica la colaboración que se hizo con mujeres artesanas de Yucatán. Comentarios a favor, en contra, opiniones encontradas y un sinfín de puntos de vista diversos han llenado las redes sociales y los medios de comunicación. Pero, si nos detenemos un instante ¿en qué momento retomó el auge sobre el trabajo tradicional mexicano? ¿se está pensando solo en el valor que tiene el trabajo realizado, o todo lo que implica como cultura y patrimonio nacional? ¿se tiene claro lo que significa comercio justo? ¿se está siendo congruente entre las opiniones y las acciones? ¿qué pasa con los diseñadores mexicanos que también trabajan con comunidades indígenas? ¿cómo estamos como país y sociedad? ¿cómo nos tratamos entre nosotros?
Y es que este tema vino a destapar muchas interrogantes que creo ni siquiera nos habíamos cuestionado, o por lo menos, prestado atención para informarnos. Cuando este tipo de cosas suceden, cuando tenemos los ojos del mundo mirando hacia nosotros, cuando podemos juzgar o criticar a un tercero, es cuando nos damos cuenta lo frágil y delicados que pueden ser ciertos temas y, lo mucho que hace falta inculcar una cultura de respeto, reconocimiento, valor, cuidado y apreciación, sobre nuestro patrimonio y legado cultural. Desde ahí podemos ver la falsa estructura que nos sostiene como sociedad, si no podemos poner un valor a todo ello de manera interna, si no se ha estructurado un lineamiento que dicte la forma de trabajar y comercializar productos que llevan implícito las tradiciones, la identidad, los conocimientos, las técnicas ancestrales de muchas mujeres, es de esperarse que este tipo de situaciones sucedan.
La democratización de los temas en la actualidad, hacen que cada persona se cree una idea, una visión y por ende genere una opinión, así nos hace comprender de que manera piensa y actúa. Un tema como lo es el comercio justo, fue algo que se popularizó y vino a formar parte del discurso de muchas personas, pero muy pocos hacen justicia a este término, impactando realmente de manera positiva y creando un cambio visible y tangible. Existe una línea muy delgada y delicada que se debe de cuidar en torno a este tema, ya que no solo estamos hablando del trabajo de grupos vulnerables, estamos hablando de la explotación de la riqueza cultural de un país. Implica además crear un círculo integral que incluya a estas personas a una cadena productiva permanente.
Si bien existen intermediarios que cuidan, facilitan y guían a estos grupos, como lo fue en este caso La Fundación Haciendas del Mundo Maya, aún falta muchas cosas por hacer al respecto, pero partiendo del reconocimiento propio. Si no sabemos dónde estamos parados, si no reconocemos en que momento nos encontramos, será más complicado encontrar soluciones para estos casos en específico, soluciones que no apaguen incendios, sino que los eviten.
Este tema tiene varias aristas por dónde abordarlo. La industria de la moda, fue en este caso, quién reflejó las problemáticas que existen en distintas áreas. Lo relevante es que hace cuestionarnos y, generar soluciones y aportaciones viables que puedan aplicarse, haciendo que lo sucedido valga la pena.